11 diciembre 2012

UNA OPORTUNIDAD de crecimiento espiritual


ILUMINAR LA OSCURIDAD
La ley judía establece que la januquiyá debe encenderse después de anochecer, lo que nos enseña que no hay que decepcionarse ante la «oscuridad» que prevalece a nuestro alrededor. Debemos recordar que apenas un poco de luz disipa mucha oscuridad; lo mismo que ocurre con el mal, al que debemos enfrentarnos haciendo el bien.

INCREMENTAR LA LUZ
En cada una de las noches de Janucá se agrega una luminaria. Esto nos enseña que siempre debemos incrementar nuestro desarrollo espiritual, sin conformarnos con el que tenemos. 
Si se nos otorga un día más es para llevar a cabo algo positivo que todavía no hemos logrado. Fue el milagro del primer día de Janucá el que posibilitó el de los siete días que siguieron.

SERVIR A LOS DEMÁS
El shamash se coloca más alto que  las demás velas para demostrar el valor que le damos a quien presta un servicio.

Las velas de Janucá son sagradas, el shamash o piloto no lo es: solo sirve para prender el resto de las velas. 
El shamash se equipara a aquella persona que, al esforzarse por alumbrar a los demás espiritualmente, logra también su propio ascenso.

COMPARTIR EN FAMILIA
Janucá es una ocasión muy especial para compartir en familia. Las reuniones en torno al encendido del candelabro pueden servir para disfrutar de la alegría de la festividad, estrechar lazos e intercambiar reflexiones.
No hay que olvidar que los recuerdos más preciados están relacionados con la calidez de los sentimientos que se forjan cuando se rememoran momentos especiales compartidos con familiares y amigos.

Gracias a la Revista Rumbo a Tu Judaismo!

09 diciembre 2012

La Fiesta de las Luces: Señas Particulares


¿Qué es Janucá?
Es la fiesta de las luces que dura ocho días y comienza el 25 de Kislev. Janucá significa consagración o inauguración, y conmemora la revolución exitosa de los macabeos contra la persecución religiosa instigada por los seleucidas, reyes griegos de origen asirio, bajo la autoridad de Antíoco IV Epifanes.

¿Cuándo ocurrió?
Hace más de 22 siglos, en el año 3597 desde la Creación (año 163 a.e.c.) durante la existencia del Segundo Templo, reconstruido por los judíos a su regreso del exilio babilónico.

¿Qué pasó?
Antíoco se propuso helenizar a todos los pueblos bajo su régimen, entre los cuales se encontraban los judíos, a quienes prohibió la observancia de los preceptos de la Torá, tales como el Shabat y la circuncisión, por cuanto pretendía a erradicar la vinculación del Pueblo de Israel con Di-os, forzándolo a asimilarse a sus 
prácticas idólatras.

Desde Modiín, pequeña aldea cercana a Jerusalén, surgió Matitiahu como héroe indiscutible. Él y sus cinco hijos desafiaron a los soldados griegos, destruyendo los ídolos y enfrentando las tropas enemigas con el lema 
bíblico grabado en sus escudos: «Mi camoja Baelim Ado-nai», cuyo acróstico es conocido como Macabí. Una lucha que culminó con la entrega de los poderosos en manos de los débiles, los muchos en manos de los pocos, los malvados en manos de los justos.
Los asirios huyeron, Jerusalén fue liberada y el Templo que había sido profanado, fue purificado y consagrado al servicio de Di-os; de allí el nombre de Janucá: fiesta de dedicación o reinauguración.

El milagro de la luz
La menorá –el candelabro que representaba la Presencia Divina y la luz espiritual– fue nuevamente encendida con el aceite puro que se encontró escondido en el Templo.
Milagrosamente, la cantidad que habría alcanzado para iluminar un solo día, ardió durante ocho, hasta que se pudo elaborar un nuevo aceite puro.
Año tras año se celebra Janucá como símbolo de la libertad religiosa, del derecho de cada pueblo a cultivar su singularidad y de la completa renovación de la vida espiritual. 

Gracias a los amigos de la Revista Rumbo a tu Judaísmo

08 diciembre 2012

La incesante victoria de JANUCÁ


AL REFLEXIONAR SOBRE JANUCÁ podríamos preguntarnos si ocurrió hace muchos años o si está sucediendo en la actualidad. Cuando observamos los eventos que ocurren en el mundo, no dejamos de sorprendernos: la historia de una diminuta luz que ahuyenta un imperio de oscuridad; la sensibilidad 
humana vence el terror y la fuerza bruta; la vida y el crecimiento se sobreponen a la destrucción; el afán de lucha está presente tanto en nuestro interior como en el mundo. La victoria de la luz sobre la oscuridad es un drama cósmico, la continua historia de todo lo existente. Ocurre en cada solsticio de invierno y en el amanecer de cada día. Se encuentra en cada elección de hacer el bien en vez del mal, de ser bueno en vez 
de ser cruel,de construir mientras otros se dedican a la destrucción.

Janucá es mucho más que una festividad: es un viaje espiritual que dura ocho días. Muchos conocen la historia del triunfo de un pequeño grupo de judíos que se enfrentaron a sus opresores griegos, y de un frasquito de aceite sin contaminar que, aunque alcanzaba para encender el candelabro un solo día, milagrosamente ardió durante ocho.

La diminuta chispa de Judaísmo que hay en cada alma judía actual es suficiente para iluminar el camino, 
rechazar la asimilación y lograr la completa renovación de la vida espiritual.
El espíritu de Janucá se experimenta cuando sentimos la alegría, la calidez y la luz en nuestras vidas, no solo 
en nuestros hogares con los seres queridos, sino con el mundo entero.

       El milagro de Janucá
se celebra en familia, en la intimidad
del hogar; pero, se comparte con el mundo al encender los candelabros gigantes


Texto tomado de la revista RUMBO A TU JUDAISMO